UN MANERA SENCILLA DE ACABAR CON LAS PAREDES LISAS Y ABURRIDAS
¿Harto/a de paredes lisas y aburridas?.
Con esta sencilla técnica puedes lograr unos fantásticos acabados de una forma fácil y rápida.
Pintar con esponja es un procedimiento fácil que logra un efecto muy agradable de moteado a las paredes.
La técnica implica el uso de una esponja natural para aplicar uno o más colores sobre una base de color distinto. El aspecto final dependerá del número de capas que se ha aplicado con la esponja y lo más importante, de los colores utilizados.
Por su sencillez y rapidez es ideal para cubrir grandes extensiones, también funciona para pequeños paneles o puertas. Esta técnica nos permite disimular las pequeñas imperfecciones de la superficie a pintar. Las esponjas naturales son las que logran efectos más bonitos. Producen un maravilloso y variado patrón que no es posible de imitar usando una esponja sintética.
Usando sólo dos tonos, el efecto es muy sutil, desde la distancia los colores se fusionarán pero no se verán tan planos como si la pared estuviera pintada de un solo color. Si se utilizan dos o tres capas de diferentes colores, el efecto es mucho más impactante.
Por supuesto debes usar el mismo tipo de pintura que la base. O sea, si la superficie está pintada con pintura al agua, usa este tipo de pintura y si es una pintura vinílica u oleosa, debes usar pintura con estas características. También se debe preparar la superficie a pintar como para cualquier decoración: lavado, enlucido de las grietas, revoque si es necesario, y aplicación de una capa si el soporte lo exige (poroso, húmedo, demasiado liso, etc.).
Antes de comenzar a pintar, se debe probar sobre un papel o cartulina cómo y cuánto la debes presionar sobre la superficie para lograr el efecto deseado. Es importante que pruebes la consistencia que debe tener la pintura (si debes diluirla o no), cuánto debes cargar la esponja, y realizar pruebas con los colores antes de aplicar la pintura sobre la pared.
Aplica con la brocha o el rodillo la pintura de fondo en dos capas, como para una decoración tradicional y déjala secar 24 horas. Al momento de pintar debemos humedecer antes la esponja con agua para posteriormente escurrirla muy bien, de esta manera tendremos la esponja preparada para poder aplicar la pintura de una forma suave y uniforme. Debes tener preparado un recipiente con la pintura que vas a utilizar, en el cual mojarás la esponja escurriéndola bien en el borde del recipiente antes de aplicarla para evitar los excesos de pintura, ya que una esponja demasiado cargada dará como resultado unos dibujos confusos y el riesgo de rebabas.
La esponja se ha de aclarar con agua de vez en cuando para que no se sature y escurrirla bien antes de volver a mojarla en la pintura.
Aplica la pintura dando ligeros toques sobre la pared apretando de forma más o menos regular, evitando apretar con fuerza la esponja o arrastrarla y cambiando de vez en cuando la posición de la esponja en la mano para variar los efectos. A medida que el trabajo avanza, tomarás distancia para observar mejor las áreas terminadas y verificar la uniformidad de la pintura evitando dejar espacios demasiado despejados. Para una mejor terminación de las esquinas y zonas estrechas, utilizarás un trozo de la esponja.
Es recomendable cambiar de esponja cuando se trabaje con diferentes tonos y dejar secar entre cada operación.